Yo estoy de
acuerdo con el prologuista del libro de que no se puede poner en duda que, en
el siglo XXI, una de las estrategias de formación que será más utilizada es el
aprendizaje en Red, tanto en su modalidad completamente a distancia, o
eLearning, como en la combinación con el aprendizaje presencial, bLearning.
Claro ejemplo de esto es, por una parte, el considerable esfuerzo que, tanto
las Universidades públicas como privadas, están realizando para incorporar esta modalidad formativa a sus
estructuras organizativas, fundando vicerrectorados con denominaciones de
nuevas tecnologías, estableciendo planes específicos para su puesta en acción,
o creando instituciones que ayuden al profesorado en dicho proceso; y, por otra
parte, a través del aumento de publicaciones, congresos y eventos realizados sobre
la materia. Ahora bien, algunas de las acciones que se han realizado, han
fracasado abiertamente, y sólo han servido, como tantas veces con la
tecnología, para repetir esquemas o seguir haciendo lo mismo, pero con nuevas
herramientas. En un estudio realizado por el prologuista, donde revisa los
resultados de investigaciones que sobre el eLearning se habían llevado a cabo,
se pone de manifiesto, por una parte, el poco volumen de los estudios
realizados que se habían centrado en esta problemática, y por otro, la falta de
resultados sobre su impacto en el aprendizaje. Desde el punto de vista del
prologuista, entre las múltiples causas de la diferencia entre los esfuerzos
realizados y los resultados obtenidos, dos grandes hechos podrían explicarlo:
Uno "el efecto martillo", y dos, la falta de contemplación de sus
"variables críticas". Con el primero, alude al hecho que siempre ha
ocurrido en la tecnología educativa -y más aun en los tiempos que corren-,
donde después de habérsenos criticado como "ferreteros" a los que
siempre nos hemos dedicado a esta parcela de la Didáctica, ahora todos quieren
entrar a formar parte del club como "grandes especialistas", y es
que, si a un niño le damos un martillo, entenderá que todo lo que hay en el
mundo es para ser golpeado; por similitud, parece que, si a un profesor le
damos la Red, entenderá que toda la formación debe hacerse con esta
herramienta, sin darse cuenta, por una parte, que el sentido que tiene la
utilización de una tecnología de la información y comunicación, está en que
pueda resolver un problema de comunicación entre las personas que interactúan en
el acto sémico-didáctico de la enseñanza; y por otra, que su eficacia no vendrá
de la herramienta, sino de cómo la incorpora al proceso de enseñanza y
aprendizaje. Y con el segundo, cuando se refiere a la necesidad de
contemplación de sus variables críticas, hace referencia a que, no debemos ver
la herramienta de forma aislada, sino en interacción con otras variables de la
enseñanza: contenidos, objetivos, modelos de evaluación, competencias
tecnológicas, e-actividades, herramientas de comunicación.
Yo estoy de
acuerdo con la autora del libro de que es indiscutible que la formación
soportada en la Red es, en la actualidad, una de las modalidades de
enseñanza-aprendizaje con mayor prospectiva, tanto desde el ámbito educativo,
como desde el empresarial, más aún si nos centramos en contextos
universitarios, así como en la formación continua de los trabajadores, donde ha
proliferado una modalidad de formación que cubre, en gran medida, las
necesidades formativas de nuestros destinatarios y que, además, recoge las
ventajas de otras modalidades formativas, sin asumir los riesgos que estos
comenzaban a plantear. Nos estamos refiriendo a la Formación Semipresencial o
también denominado Blended Learning.
Desde la perspectiva de los educadores hemos comprobado que, como ocurre en la
mayoría de las ocasiones con el binomio educación-tecnología, se nos ha
presentado un gran desafío para nuestra práctica docente, y es que, casi sin
quererlo, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han
penetrado en nuestro sistema educativo y empresarial reclamándonos, con
urgencia, una capacitación tecnológica y didáctico-curricular necesarias para
dar respuesta a las demandas de la sociedad actual en la que vivimos. En este
sentido, es el profesor o formador responsable, entre otros agentes, de que la
incorporación de estas tecnologías en los procesos formativos,
independientemente del contexto, sea productiva y se realice de manera exitosa.
Los procesos de
formación, bien sean en contextos formales, como no formales e informales, han
sufrido durante los últimos años una transformación que no habíamos conocido
durante décadas, más bien podríamos afirmar, siglos, y que podemos sintetizar
en un elemento concreto: La incorporación de las Tecnologías de la Información
y Comunicación (TICs). Un proceso de cambio que afecta a los niveles de
secundaria y universitarios, a niveles empresariales, así como, cada vez más, a
niveles de infantil y primaria.
Asimismo, si
queremos comprender esta nueva modalidad formativa en su totalidad, será
necesario hacer referencia a uno de sus pilares básicos: el eLearning, que trata
de una enseñanza a través de la red que, para muchos, ha sido considerada como
la segunda revolución educativa, aunque quizás con unos cambios que no pueden
ser equiparables en otros ámbitos. Se entiende el eLearning como el punto de
partida y referencia de una modalidad de formación que integra la red como recurso
para acercar la formación a los usuarios destinatarios y, además, mantendremos
la etiqueta en inglés, pues consideramos que es un concepto generalmente
compartido en el ámbito educativo.
Es cierto que no
está del todo demostrado que el concepto bLearning sea un modelo nuevo, como
muchos autores apuntan, sino que posiblemente, uno de los primeros motivos en
su aparición estuvo condicionado por el fracaso de muchas organizaciones educativas
y empresariales tras la incorporación de modelos de formación totalmente
online. Seguramente ya habíamos oído ya hablar, con anterioridad, de modelos
semipresenciales de formación, e igualmente imaginarán que distan inconmensurablemente
de lo que ahora entendemos por modelos híbridos. Partiremos de que el bLearning
es simple y complejo al mismo tiempo. Simple, porque se constituye básicamente
como la combinación y/o integración de las experiencias del aprendizaje presencial
con las experiencias del aprendizaje online; pero, al mismo tiempo, resulta
complejo si tenemos en cuenta que proporciona multitud de posibilidades de implementación
a través de un diseño virtual y presencial, y la variedad de contextos en los
que puede ser aplicado. Sobre la diversidad de denominaciones que hacen alusión
al concepto, en la mayoría de las ocasiones estas se encuentran caracterizadas por
los autores o los contextos educativos en los que se ha utilizado. Así, pues,
el bLearning es fruto de la evolución del eLearning, y no del fracaso de este
último, ya que resulta evidente que no ha fracasado, sino que, más bien, las
expectativas iniciales resultaron demasiado altas. Este hecho, que va
fraguándose durante varios años, es el elemento condicionante para que
comiencen a surgir nuevas propuestas que ofrezcan respuesta a las demandas que
todavía no habían sido cubiertas bajo las modalidades completamente online. Una
modalidad de aprendizaje, en la que podemos vislumbrar algunos de sus
componentes básicos, es decir: convergencia entre lo presencial y lo virtual,
combinación de espacios (clases tradicionales y virtuales), tiempos
(presenciales y no presenciales), recursos (analógicos y digitales), donde los
protagonistas modifican sus roles en los procesos de enseñanza-aprendizaje, y
donde los cambios también afectan, de manera ineludible, a los modelos
organizativos. Del mismo modo, así como el término fue haciéndose popular,
comenzaron a proliferar cada vez más las combinaciones referidas al bLearning:
por ejemplo, combinaciones en la variedad de tecnologías, en la diversidad de
metodologías, en las experiencias de aprendizaje, o diversidad en la
localización de los eventos del aprendizaje. Pero, no podemos olvidar que, las
investigaciones más recientes realizadas tanto en contextos universitarios como
en contextos empresariales, demuestran que la modalidad semipresencial es más
efectiva, los estudiantes aprenden más, y disfrutan más que si lo hacen
exclusivamente con la enseñanza online o presencial. Por lo tanto, el bLearning
combina la eficacia y la eficiencia de la clase presencial con la flexibilidad
del eLearning. Desde el aprendizaje completamente online, donde no podremos establecer
ningún tipo de componente presencial, y donde se emplean con mucha asiduidad
los recursos tecnológicos, hasta un modelo de enseñanza-aprendizaje offline,
representado en las clases tradicionales y presenciales, nos encontraremos una
modalidad semipresencial como punto intermedio entre ambas posibilidades. Este
proceso podríamos matizarlo y estratificarlo en función del mayor o menor
empleo que realicemos de las herramientas de comunicación (foro, chat, etc.),
así como también refiriéndonos a la amplitud de comunicación textual, auditiva,
visual, o audiovisual manejada. Por lo tanto, estaríamos estableciendo una
clasificación en función de dos variables: Sincronía/asincronía de la herramienta
de comunicación movilizada, y grado de iconicidad de los materiales utilizados.
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