jueves, 5 de diciembre de 2013

Formación semipresencial apoyada en la red (Blended Learning) Diseño de acciones para el aprendizaje

Yo estoy de acuerdo con el prologuista del libro de que no se puede poner en duda que, en el siglo XXI, una de las estrategias de formación que será más utilizada es el aprendizaje en Red, tanto en su modalidad completamente a distancia, o eLearning, como en la combinación con el aprendizaje presencial, bLearning. Claro ejemplo de esto es, por una parte, el considerable esfuerzo que, tanto las Universidades públicas como privadas, están realizando para incorporar esta modalidad formativa a sus estructuras organizativas, fundando vicerrectorados con denominaciones de nuevas tecnologías, estableciendo planes específicos para su puesta en acción, o creando instituciones que ayuden al profesorado en dicho proceso; y, por otra parte, a través del aumento de publicaciones, congresos y eventos realizados sobre la materia. Ahora bien, algunas de las acciones que se han realizado, han fracasado abiertamente, y sólo han servido, como tantas veces con la tecnología, para repetir esquemas o seguir haciendo lo mismo, pero con nuevas herramientas. En un estudio realizado por el prologuista, donde revisa los resultados de investigaciones que sobre el eLearning se habían llevado a cabo, se pone de manifiesto, por una parte, el poco volumen de los estudios realizados que se habían centrado en esta problemática, y por otro, la falta de resultados sobre su impacto en el aprendizaje. Desde el punto de vista del prologuista, entre las múltiples causas de la diferencia entre los esfuerzos realizados y los resultados obtenidos, dos grandes hechos podrían explicarlo: Uno "el efecto martillo", y dos, la falta de contemplación de sus "variables críticas". Con el primero, alude al hecho que siempre ha ocurrido en la tecnología educativa -y más aun en los tiempos que corren-, donde después de habérsenos criticado como "ferreteros" a los que siempre nos hemos dedicado a esta parcela de la Didáctica, ahora todos quieren entrar a formar parte del club como "grandes especialistas", y es que, si a un niño le damos un martillo, entenderá que todo lo que hay en el mundo es para ser golpeado; por similitud, parece que, si a un profesor le damos la Red, entenderá que toda la formación debe hacerse con esta herramienta, sin darse cuenta, por una parte, que el sentido que tiene la utilización de una tecnología de la información y comunicación, está en que pueda resolver un problema de comunicación entre las personas que interactúan en el acto sémico-didáctico de la enseñanza; y por otra, que su eficacia no vendrá de la herramienta, sino de cómo la incorpora al proceso de enseñanza y aprendizaje. Y con el segundo, cuando se refiere a la necesidad de contemplación de sus variables críticas, hace referencia a que, no debemos ver la herramienta de forma aislada, sino en interacción con otras variables de la enseñanza: contenidos, objetivos, modelos de evaluación, competencias tecnológicas, e-actividades, herramientas de comunicación.
Yo estoy de acuerdo con la autora del libro de que es indiscutible que la formación soportada en la Red es, en la actualidad, una de las modalidades de enseñanza-aprendizaje con mayor prospectiva, tanto desde el ámbito educativo, como desde el empresarial, más aún si nos centramos en contextos universitarios, así como en la formación continua de los trabajadores, donde ha proliferado una modalidad de formación que cubre, en gran medida, las necesidades formativas de nuestros destinatarios y que, además, recoge las ventajas de otras modalidades formativas, sin asumir los riesgos que estos comenzaban a plantear. Nos estamos refiriendo a la Formación Semipresencial o también denominado Blended Learning. Desde la perspectiva de los educadores hemos comprobado que, como ocurre en la mayoría de las ocasiones con el binomio educación-tecnología, se nos ha presentado un gran desafío para nuestra práctica docente, y es que, casi sin quererlo, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han penetrado en nuestro sistema educativo y empresarial reclamándonos, con urgencia, una capacitación tecnológica y didáctico-curricular necesarias para dar respuesta a las demandas de la sociedad actual en la que vivimos. En este sentido, es el profesor o formador responsable, entre otros agentes, de que la incorporación de estas tecnologías en los procesos formativos, independientemente del contexto, sea productiva y se realice de manera exitosa.
Los procesos de formación, bien sean en contextos formales, como no formales e informales, han sufrido durante los últimos años una transformación que no habíamos conocido durante décadas, más bien podríamos afirmar, siglos, y que podemos sintetizar en un elemento concreto: La incorporación de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs). Un proceso de cambio que afecta a los niveles de secundaria y universitarios, a niveles empresariales, así como, cada vez más, a niveles de infantil y primaria.
Asimismo, si queremos comprender esta nueva modalidad formativa en su totalidad, será necesario hacer referencia a uno de sus pilares básicos: el eLearning, que trata de una enseñanza a través de la red que, para muchos, ha sido considerada como la segunda revolución educativa, aunque quizás con unos cambios que no pueden ser equiparables en otros ámbitos. Se entiende el eLearning como el punto de partida y referencia de una modalidad de formación que integra la red como recurso para acercar la formación a los usuarios destinatarios y, además, mantendremos la etiqueta en inglés, pues consideramos que es un concepto generalmente compartido en el ámbito educativo.

Es cierto que no está del todo demostrado que el concepto bLearning sea un modelo nuevo, como muchos autores apuntan, sino que posiblemente, uno de los primeros motivos en su aparición estuvo condicionado por el fracaso de muchas organizaciones educativas y empresariales tras la incorporación de modelos de formación totalmente online. Seguramente ya habíamos oído ya hablar, con anterioridad, de modelos semipresenciales de formación, e igualmente imaginarán que distan inconmensurablemente de lo que ahora entendemos por modelos híbridos. Partiremos de que el bLearning es simple y complejo al mismo tiempo. Simple, porque se constituye básicamente como la combinación y/o integración de las experiencias del aprendizaje presencial con las experiencias del aprendizaje online; pero, al mismo tiempo, resulta complejo si tenemos en cuenta que proporciona multitud de posibilidades de implementación a través de un diseño virtual y presencial, y la variedad de contextos en los que puede ser aplicado. Sobre la diversidad de denominaciones que hacen alusión al concepto, en la mayoría de las ocasiones estas se encuentran caracterizadas por los autores o los contextos educativos en los que se ha utilizado. Así, pues, el bLearning es fruto de la evolución del eLearning, y no del fracaso de este último, ya que resulta evidente que no ha fracasado, sino que, más bien, las expectativas iniciales resultaron demasiado altas. Este hecho, que va fraguándose durante varios años, es el elemento condicionante para que comiencen a surgir nuevas propuestas que ofrezcan respuesta a las demandas que todavía no habían sido cubiertas bajo las modalidades completamente online. Una modalidad de aprendizaje, en la que podemos vislumbrar algunos de sus componentes básicos, es decir: convergencia entre lo presencial y lo virtual, combinación de espacios (clases tradicionales y virtuales), tiempos (presenciales y no presenciales), recursos (analógicos y digitales), donde los protagonistas modifican sus roles en los procesos de enseñanza-aprendizaje, y donde los cambios también afectan, de manera ineludible, a los modelos organizativos. Del mismo modo, así como el término fue haciéndose popular, comenzaron a proliferar cada vez más las combinaciones referidas al bLearning: por ejemplo, combinaciones en la variedad de tecnologías, en la diversidad de metodologías, en las experiencias de aprendizaje, o diversidad en la localización de los eventos del aprendizaje. Pero, no podemos olvidar que, las investigaciones más recientes realizadas tanto en contextos universitarios como en contextos empresariales, demuestran que la modalidad semipresencial es más efectiva, los estudiantes aprenden más, y disfrutan más que si lo hacen exclusivamente con la enseñanza online o presencial. Por lo tanto, el bLearning combina la eficacia y la eficiencia de la clase presencial con la flexibilidad del eLearning. Desde el aprendizaje completamente online, donde no podremos establecer ningún tipo de componente presencial, y donde se emplean con mucha asiduidad los recursos tecnológicos, hasta un modelo de enseñanza-aprendizaje offline, representado en las clases tradicionales y presenciales, nos encontraremos una modalidad semipresencial como punto intermedio entre ambas posibilidades. Este proceso podríamos matizarlo y estratificarlo en función del mayor o menor empleo que realicemos de las herramientas de comunicación (foro, chat, etc.), así como también refiriéndonos a la amplitud de comunicación textual, auditiva, visual, o audiovisual manejada. Por lo tanto, estaríamos estableciendo una clasificación en función de dos variables: Sincronía/asincronía de la herramienta de comunicación movilizada, y grado de iconicidad de los materiales utilizados.

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