martes, 16 de julio de 2013

Competencias en la Comunicación Capítulo Primero: Secretos de la Competencia Comunicativa

Yo estoy de acuerdo con la lectura de que la comunicación aparece como algo esencial ligado a la vida humana y como instrumento para la construcción del tejido social. Desde el nacimiento entramos en contacto con otros seres de la misma especie, con quienes interactuamos dentro de una convivencia, indispensable para crecer y subsistir.
A lo largo de la historia, la comunicación ha jugado un papel determinante en el desarrollo de la humanidad, y mucho más en la época presente, que se podría denominar la “era de las comunicaciones”. En verdad, las relaciones humanas toman como requisito una eficaz comunicación entre los miembros del grupo, si se quiere que sean armoniosas y saludables. Para lograrlo, la ciencia y la tecnología han llegado a poner al servicio de las comunidades medios y sistemas increíblemente  complejos y sofisticados, cada vez con una mayor velocidad y eficacia. Sin embargo, en contraste con el progreso científico y tecnológico, la comunicación personal sigue soportando peligros, para cuya superación se requieren estrategias de formación en este campo.
Todo lo anterior permite indicar que los seres humanos gozan de una capacidad especial: La Función Semiótica, la cual los habilita para adquirir, crear, aprender y usar códigos, constituidos por signos. Esta capacidad posibilita el desarrollo y ejercicio de la Competencia Comunicativa, conocimiento diverso y amplio que abarca un conjunto de subcompetencias que habilitan a los interlocutores para producir o comprender mensajes con significado.
Dentro de la práctica de la competencia comunicativa es posible distinguir un acto comunicativo que corresponde a una acción unitaria mediante la cual alguien produce un enunciado con sentido sobre el mundo con destino a otra persona por medio de un código y en un contexto real determinado. Una clase de acto comunicativo son los actos de habla, que tienen existencia en el uso de una lengua, oral o escrita, el medio fundamental por excelencia de la comunicación humana. En la práctica comunicativa real, los actos comunicativos o los actos de habla, no se producen aislados, sino que se encadenan en la acción del discurso. Como se puede inferir, un acto comunicativo implica no sólo un emisor o primer interlocutor, sino indudablemente también un receptor o segundo interlocutor, pues sin éste no existiría comunicación. Por lo demás, bien se sabe que los actos comunicativos son actos sociales o actos compartidos, los cuales tienen lugar en una situación real determinada, con la participación mínima de dos personas que se contactan para intercambiar o compartir sus experiencias.
Es común atribuir al lenguaje natural la comunicación, como función principal y, en efecto, sin ésta es difícil concebir un lenguaje.
Existen dos formas de entender la comunicación: La concepción tradicional unidireccional, de tipo monológico (la más extendida), que equivale a la acción de informar, emitir mensajes, transmitir. Es la transferencia de información de un punto a otro a través de algún medio. Esta concepción se da desde la perspectiva únicamente del primer interlocutor. Una concepción menos estrecha nos lleva a pensar en una comunicación bidireccional o dialógica. En este sentido, comunicación da la idea de diálogo, intercambio, correspondencia, reciprocidad de experiencias entre dos o más personas, con un propósito particular, y en situaciones reales de la vida humana.

Los componentes de un acto de comunicación son: El emisor o primer interlocutor, el receptor o segundo interlocutor, el código, el mensaje, el canal y los contextos. Otros elementos implicados son: El mundo referencial, los estados cognoscitivos, el propósito o intención, las experiencias e información y la retroalimentación.

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