martes, 16 de julio de 2013

La Educación en Finlandia: Los secretos de un éxito asombroso

En los resultados del primer estudio PISA, llevado a cabo en el 2000, Finlandia logró el primer lugar en lectura, el cuarto lugar en matemática y el tercer lugar en ciencias entre los 43 países participantes. Finlandia mejoró su posición en PISA 2003, entre los 41 países participantes, obtuvo el primer lugar en las tres materias evaluadas en el 2000 y el segundo lugar en resolución de problemas. Finlandia hizo entonces un estudio atento del asunto y publicó un análisis de sus resultados en PISA 2003. Se concluye en este estudio que Finlandia es un país donde las desigualdades consiguen ser corregidas mejor por la educación, es un país donde las diferencias de capacidad entre los chicos y chicas son las más bajas y donde los alumnos tienen una valoración muy positiva de ellos mismos con relación a los aprendizajes.
Las claves de su éxito es que Finlandia ha puesto en el centro de su sistema al alumno. Parce incluso que un fino y profundo análisis de las necesidades reales de cada alumno es lo que está detrás del asombroso éxito del sistema, pacientemente construido en 30 años de reforma. La idea de que un alumno feliz, bien desarrollado, libre de progresar a su ritmo, adquirirá más fácilmente los conocimientos fundamentales es la idea que orienta la acción de todos: El Estado, las municipalidades, los directores de este establecimiento, los profesores, etc.  Finlandia respeta profundamente los conocimientos, pero respeta aún más a los individuos que están en proceso de adquirirlos y eso es tenido allí por el más elemental pragmatismo: “Cada alumno es importante”. El alumno se siente en la escuela “como en su casa”. Toda divergencia entre la escuela y la casa debe ser borrada en la medida de lo posible. Las otras claves del éxito de Finlandia son: Los ritmos de aprendizaje adaptados a los niños, la detección precoz de las desventajas y desórdenes del aprendizaje y uso de las ayudas específicas, un promedio alto de atención a los alumnos, alumnos activos y comprometidos, una libertad de elección delimitada, una evaluación motivadora, profesores expertos (con una profesión valorada, una selección exigente, una formación inicial cuidados, un tiempo moderado de trabajo pero con una definición amplia del servicio, condiciones materiales óptimas, una completa libertad pedagógica, profesores expertos asociados a la universidad, una formación continua claramente determinada), la evaluación como una palanca del cambio y como una obligación legal y con un sistema en constante evaluación.

En conclusión, la calidad de la educación es una consecuencia de múltiples factores externos y para contradecir una tendencia demasiado vigente entre nosotros: creer que podemos hallar correctivos al interior del sistema y que con ellos basta. Hay que hacerlos, pero recordando que son sólo medidas parciales. Si sólo miramos el sistema educativo no podremos cambiar sus resultados, porque para conseguirlos tenemos que mejorarnos como sociedad.

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